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Por qué deberías dejar de ver tus mensajes de Facebook

Andrés Nieto

27 Enero 2020

Muchos alumnos me dicen que el principal problema cuando estudian es su falta de concentración. Es una realidad a la que nos enfrentamos todos, padres, hijos, estudiantes y profesores. Sin embargo, no dimensionamos la importancia de la concentración en nuestro aprendizaje: nos permite hacer tareas complejas y sobre todo nos trae un sentimiento de satisfacción profundo, inseparable de nuestra experiencia como seres humanos. Pero cuidado, los mensajes de Facebook están al acecho…

Un día normal…

 

Acuérdate cómo fue tu día hasta leer este correo. Cuando te levantaste de la cama, cuando fuiste a desayunar, cuando saliste de tu casa para ir al trabajo, el trayecto en bus o en carro… ¿Cuantas veces, durante todo ese recorrido, tuviste contacto con el mundo a través de una pantalla digital? Tal vez fueron 5, 10, hasta 30 veces. Es casi imposible para una persona normal estar en un trayecto de bus sin mirar 10 veces la pantalla del teléfono para ver si llegó un mensaje de Facebook o Whatsapp. No podemos estar un rato solos con nuestros pensamientos, o simplemente estar presentes cuando hacemos algo importante. Un medio ambiente en dónde hay tanta distracción, que se traduce hoy en día por una constante interacción con una pantalla digital, tiene consecuencias en nuestra capacidad para aprender y sobre todo en nuestra forma de ser humanos “normales” en este mundo.

Cuando no ves el tiempo pasar

 

Pero estoy seguro que también has tenido esa experiencia de estar tan concentrado en algo que de pronto desaparece el mundo a tu alrededor. No sientes el tiempo pasar, te olvidas de lo que te rodea, como si el tiempo se parara durante un momento. Este estado de concentración es parte de nuestra experiencia como seres humanos y sin ella somos como hojas que se mueven con el viento de las emociones.

 

Un templo zen

 

Quisiera comenzar contándote una anécdota que me pasó hace algún tiempo y que me hizo reflexionar sobre lo que significa la concentración y lo importante que es para aprender.

Un fin de semana decidimos con mi esposa ir a un retiro de meditación zen. Por lo general, lo que tu mente espera es una suerte de spa, en dónde meditas, pero también te relajas. Cuando llegamos, nos dijeron que teníamos que, en vez de “relajarnos”, ayudar a limpiar una casa de bambú recién construida. Teníamos que limpiar el techo de bambú con cepillos metálicos en un calor sofocante y mucha humedad. Ahora, imagínate la escena: citadinos, serranos, limpiando bambú en un clima tropical. Les prometo que después de 20 minutos, estuve a punto de lanzar el cepillo al piso e irme lo más lejos posible del lugar. Pero…no lo hicimos.

Por alguna extraña razón de la vida, nos quedamos aguantando el calor y el cansancio. Poco a poco me di cuenta que en el templo no había muchas distracciones. pues no llega el internet, ni la señal del teléfono, además de que se intenta no hablar mientras se trabaja. Luego de los veinte primeros minutos de limpieza, sin tantas distracciones, y al enfrentarme solo a la actividad al frente mío, mi mente comenzó a calmarse y a silenciarse. Tomamos un descanso para tomar agua y luego sin tanta resistencia como al comienzo seguimos limpiando.

Lo increíble fue que, luego de unas dos horas, sin darme cuenta ni siquiera, estaba tan concentrado en la actividad que me sorprendí a mí mismo buscando lugares que faltaban por limpiar. Además, ya tenía una técnica básica para limpiar mejor el bambú. Todo eso en una mañana.

Ahora, si eso me pasaba en Quito, a los 20 minutos, lanzaba el cepillo y me iba a sentarme frente a la computadora, trabajando en algo o simplemente surfeando en internet como oveja.

Esta experiencia de concentración profunda en una actividad, me dio una nueva perspectiva de lo que significa aprender. Y me dejó también un sentimiento muy profundo de satisfacción que no había sentido antes con una actividad supuestamente banal.

 

Los Himba

 

Desde hace algunos años, la psicología ha intentado saber el rol que juega la concentración en la experiencia humana. Un primer grupo de psicólogos se interesó sobre los efectos del déficit de atención en las personas. Lo que se sabe hasta ahora es que las personas más afectadas por esta deficiencia son los niños pequeños, ancianos y niños diagnosticados con déficit de atención e hiperactividad. Pero, según nos dicen los psicólogos, hoy en día, los jóvenes adultos sanos muestran niveles de distracción altos con respecto al resto de la población.

Para poder comparar nuestra capacidad de atención, un grupo de investigadores de la universidad de Londres quiso medir la diferencia entre dos pueblos alejados el uno del otro[1]. Por un lado, analizó a jóvenes adultos que viven en Londres y por otro, estudiaron a los Himba, una cultura semi-nómada del norte de Namibia. Lo que encuentran es muy interesante, pues nos dicen que los Himba tienen una capacidad de concentración más alta que la de un occidental promedio. Ellos pueden concentrarse en actividades simples como pescar, cazar, recolectar madera, entre otros. En cambio, los jóvenes adultos londinenses tienen una capacidad de atención mucho más baja, y lo que es peor, haciendo actividades que necesitan mucha concentración, como manejar un auto, resolver problemas complejos, entre otros.

Una de las conclusiones de este estudio es que la ciudad predispone a la gente a la desconcentración. ¿Recuerdas tu trayecto en bus o en carro, escuchando la radio, respondiendo mensajes y al mismo tiempo conversando con la persona que se sienta al lado? En cambio, un Himba, comienza su día en el medio de la sabana, sin televisión, teléfonos inteligentes o pitos de autos.

Cuando tu mente está distraída es mucho más difícil hacer tareas cognitivas o actividades que requieran mucho tiempo de atención. Por ejemplo, aprender un problema matemático, o aprender una serie de movimientos en algún arte marcial. Es decir, te afecta para aprender actividades significativas en tu vida.

 

El estado de flujo

 

Pero esto es sólo una parte de la historia, porque los efectos de la concentración van mucho más allá. En los años 80, un famoso psicólogo estadounidense, Mihaly Csikszentmihalyi (se pronuncia Mihaly Csikszentmihalyi :P), desarrolló una teoría sobre los efectos de la concentración en las personas. Para ello estudió a personas normales en sus actividades diarias. Mihaly quería saber cómo se sentían las personas en diferentes momentos del día, realizando actividades diferentes.

La primera conclusión a la que llega, es que las personas, por lo general, se sienten mejor cuando están trabajando que cuando están relajándose. Este descubrimiento va en contra de lo que normalmente pensamos, pues creo que tú como yo, estamos de acuerdo que preferiríamos mil veces estar en una hamaca que trabajar en algo. Pero Csikszentmihalyi nos dice que las personas se sienten mejor cuando han pasado algún tiempo de su día en un estado de concentración profunda. Porque para él, trabajo de verdad es aquel en el que te puedes concentrar profundamente y te olvidas de dónde estás y del tiempo que ha pasado. Él llamó a su teoría, la teoría del flujo.

La segunda conclusión y la más importante según mi punto de vista, es que el estado de flujo crea en las personas sentimientos de satisfacción profunda. Las personas se sienten mejor en su trabajo que en sus horas de relajación, porque, por lo general, en un trabajo normal u otra actividad que requiera esfuerzo, puedes estirar tu capacidad mental, tienes objetivos que alcanzar y retroalimentación constante. En este contexto, la actividad que hagas no tiene mucha importancia, pues tu mente encuentra satisfacción en la actividad en sí mismo. Para Csikszentmihalyi, esta experiencia es una parte esencial de la experiencia como seres humanos, pporque sin ella somos presas fáciles de la ansiedad, estrés o depresión.

Y la tercera conclusión de Csikszentmihalyi, es que todos deberíamos intentar tener estos momentos de concentración profunda. En nuestros trabajos, pasatiempos, en los momentos de contemplación. Es una parte esencial de lo que somos y da sentido real a nuestras vidas.

Más allá del aprendizaje

 

No podemos medir la importancia de la concentración en el aprendizaje, pues va mucho más allá del sólo hecho de estudiar para un examen o leer un libro de matemáticas. La concentración es un estado que define tu experiencia de ser humano, pero que hoy en día, está cada vez más alejada de nuestra vida diaria.

 

Pero no todo está perdido, porque siempre está tu capacidad para cambiar el contexto de tu aprendizaje y cómo te enfrentas él. La próxima vez que estés estudiando o aprendiendo algo importante reflexiona y observa cómo funciona tu mente ¿Te distraes fácilmente? ¿Cuánto tiempo logras concentrarte? ¿Cómo es el ambiente dónde estás aprendiendo? Anota lo que observaste y trata de cambiar lo que te parezca que afecta tu concentración.

 ¡Espero que la próxima vez que estudies para tu examen te concentres tanto que no veas el tiempo pasar!

 

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[1] de Fockert, Jan W., Caparos, Serge, Linnell, Karina J., & Davidoff, Jules. (n.d.). Reduced Distractibility in a Remote Culture. Public Library of Science.