fbpx

La resolución más inteligente para alcanzar tus objetivos este nuevo año

Andrés Nieto

05 Enero 2021

Comencemos con la obviedad del momento: que año complicado que hemos vivido…

Pero es un nuevo año y por más que parezca un cliché, comienza el desfile de buenas intenciones. Y es algo obvio porque comenzamos uno nuevo y queremos empezar de cero.

Pero muchas veces nos pasa que nos ponemos un objetivo, nos motivamos por un tiempo y luego lo abandonamos y nos quedamos con un sentimiento de fracaso, muchas veces difícil de manejar.

Y lo peor es que muchas veces comenzamos con esa intención de hacer algo porque tenemos un sentimiento de insatisfacción en algún aspecto de nuestra vida y quisiéramos cambiarlo.

Lo sé, es difícil hacer lo que uno se propone.

 

Pero pienso que hay otra manera de aproximarse a estas situaciones demasiado comunes en nuestras vidas. A mí me ha ayudado mucho tomarlo todo como un aprendizaje. Cada objetivo, cada tema que quiero aprender ha sido una nueva oportunidad de aprender.

Esos sentimientos de fracaso y frustración los puedes tomar de forma diferente. Te pueden ayudar a corregir el rumbo y sobre todo a aprender de los errores. Porque cuando tomas todo como un aprendizaje es mucho más fácil lidiar con ellos.

Y para mí la mejor forma de hacer concreto mi aprendizaje es a través de un proyecto.

Hoy quiero compartir contigo el mejor consejo para que tus objetivos no sean solo una fantasía: convierte tus objetivos en proyectos.

 

Que dependa solo de tu esfuerzo

 

La principal razón para convertir tus objetivos en proyectos es que te ayudan a hacerlos más reales. Eso quiere decir que no van a depender de circunstancias externas sino de tu propio esfuerzo. Piensa por ejemplo en la diferencia entre estos dos objetivos:

Quiero tener un emprendimiento exitoso que me permita vivir cómodamente VS Quiero desarrollar habilidades que me permitan emprender.

Tener un emprendimiento exitoso va más allá de tu esfuerzo porque depende de circunstancias externas. Por ejemplo, la situación económica del país, la recepción de tu idea en el mercado y esa pizca de suerte que debes tener.

Por eso Scott Young nos sugiere dividir en dos nuestros objetivos. Por un lado, la parte del objetivo que dependa más de la suerte te ayudará a tener una dirección, un horizonte. Y el esfuerzo que debes poner para aumentar tus chances de llegar a ese objetivo serán tus proyectos.

En nuestro ejemplo ya tenemos nuestra dirección (tener un emprendimiento exitoso), nuestros proyectos serán: desarrollar una estrategia de marketing, desarrollar el producto que tenemos en mente, aprender copywriting, entre muchas otras.

Pero para no perder de vista nuestro horizonte, debemos hacer una revisión constante de nuestros proyectos. Puedo estar aprendiendo Excel sin darme cuenta que no me ayuda en nada para mi emprendimiento.

La clave para la motivación: olvida los objetivos, enfócate en proyectos.
(The Key to Motivation: Forget Goals, Focus on Projects)

Consejos fundamentales para hacer un buen proyecto

Pero muy seguido nos topamos con una piedra en el camino: no somos buenos planificadores. Es difícil proyectarse a futuro y restringirse de ciertas cosas en el presente. Los psicólogos lo llaman la Falacia de la planificación, porque tendemos a subestimar el tiempo y el esfuerzo necesario para nuestras actividades.

Por eso es necesario tomar ciertas precauciones y seguir algunos consejos simples.

En primer lugar, debes dedicar al menos 10% de tu tiempo total del proyecto en su planificación. Lo sé, suena aburrido y tedioso, pero esto te ahorrará mucho tiempo después porque sabrás exactamente qué debes hacer.

Además, debes dividir tu proyecto en pequeñas tareas. Por ejemplo, no nos dice mucho decir «Aprender marketing digital». Debemos hacer una lista de las acciones a tomar: buscar los mejores cursos, apuntarse a uno, elaborar un documento base para mi estrategia de marketing, etc.

Otro buen consejo que nos da Scott Young es que debemos poner las tareas de nuestro proyecto en el calendario. En primer lugar, nos ayuda a prevenir los imprevistos (por ejemplo, en tu planificación olvidaste que era Navidad…   🤔 yo hace dos semanas) y además te permite hacerlo más real (es decir que no vas a poder ver tu serie favorita por 4 meses seguidos).

Y por último debes convertir tu proyecto en tareas diarias, es decir hacer una planificación granular para que cada día trabajes en él.

En el curso gratuito de Giro (próximamente) te explicaré con más detalle cómo hacerlo.

El aburrido (y enormemente subestimado) arte de planificar.
(The Boring (and Vastly Underrated) Art of Planning.)

Algunos consejos adicionales

 

Y por último algunos consejos que nos trae Thomas Frank. Nos propone poner ciertas limitaciones si tiendes a comenzar tus proyectos y nunca terminarlos. A mí me ha pasado muchas veces… sigue en algún lado ese ukelele que le prometí a mi hija que iba a aprender.

En fin, la primera limitación que nos menciona es la del tiempo. Ponerse fechas límites para que tengas esa presión extra de completar tu proyecto en un tiempo determinado.

La segunda limitación es dejar momentáneamente los proyectos grandes para dedicarse a proyectos más pequeños. Por ejemplo, si quieres aprender marketing digital (proyecto grande), comienza limitando ese proyecto en proyectos más pequeños para que sean más manejables y sobre todo te den ese sentido de realización que necesitas para atacar proyectos más difíciles. Puede ser: Terminar un MOOC introductorio al marketing digital.

Y la tercera limitación, que me parece la más interesante, es que hagas las cosas como si no pudieras repetirlas. Eso quiere decir que intentes no deshacer lo que hayas hecho. Si estas escribiendo un artículo, intentar escribir de un trazo sin estar todo el tiempo corrigiendo lo que haces y dándole como a bombo en fiesta al ctrl+z. Eso te permite controlar el perfeccionismo y te empuja a hacerlo bien la primera vez, ahorrándote tiempo y esfuerzo.

Cómo terminar lo que empiezas.
How to Finish What You Start.

Entonces recuerda, para que tus objetivos o resoluciones de este año no se queden en la nada, comienza transformándolos en un proyecto. Es el mejor consejo que he seguido para aprender y concretizar mis ideas.

Porque pienso que el propósito no es ser un ninja hiperproductivo y extredamente exitoso, sino ser más bien un explorador que intenta y experimenta sin cesar, sin huir de los errores y fracasos, que son también una parte esencial de lo que somos.