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APRENDER A APRENDER

Planifica y Aprende

Andrés Nieto
25 Enero 2019

Para que aprendas profundamente un tema, no sólo necesitas las ganas o la buena voluntad, necesitas tener un objetivo claro sobre lo que quieres aprender. Porque cuando planteas objetivos y planificas tu aprendizaje, no desperdicias tu energía y esfuerzos, sino que te concentras en lo esencial. Pero más importante aún, es que al ponerte un objetivo sales de tu zona de confort, imaginas que puedes lograr algo que en el momento no puedes hacer y aprendes lo que realmente quieres.

Cuando querías aprender “pero…”

 

Para comenzar quisiera que recuerdes algunos momentos “clásicos” de nuestras vidas…

Acuérdate del último examen que tuviste que rendir. Te dijeron que era el último viernes del mes. Primero pensaste “todavía tengo un mes…” y te olvidaste inmediatamente del asunto. Pasan las semanas y 4 días antes del examen, te acuerdas que tienes examen el viernes. Obviamente te estresas, te pones como loco a estudiar y a preguntar a los amigos. Al final, la realidad es que estuviste muy apurado tratando de hacer todo al último sin saber exactamente qué y cómo estudiar para tener un buen resultado.

Ahora trata de imaginarte cuándo fue la última vez que quisiste aprender algo por tu cuenta, lo que sea… guitarra, cocina o literatura. Estuviste motivado por un tiempo, viste un par de videos de youtube y practicaste concentradamente treinta minutos diarios por una semana…. Luego los treinta minutos pasaron a ser diez minutos y para ese entonces ya te aburrieron los miles de videos de youtube para aprender guitarra. Terminó el mes y tu super motivación por aprender algo nuevo desapareció y se convirtió de nuevo en un deseo que nunca se cumplió. A todos nos ha pasado, mi último intento fue tocar flauta pero sigue guardada en mi escritorio…

Y en el trabajo es lo mismo, quisiste aprender algo para mejorar tu perfil o para tu desarrollo profesional. Intentas aprender por tu cuenta pero poco a poco el estrés y la ansiedad te sobrepasan, y terminas con un conocimiento muy superficial de lo que querías aprender, y las ganas de que algo cambie en tu vida profesional quedan ahí.

En esa realidad, más común de lo que te imaginas, (no eres el único “malafortunado” que no aprende lo que quiere tongue-out), nos enfrentamos a un reto muy grande, un reto que enfrentamos a diario y tal vez durante toda nuestra vida.

Por un lado, imaginamos las cosas que queremos saber, que nos gustaría aprender, y por otro lado, nos enfrentamos a la posibilidad de hacer realidad ese deseo o sueño.

Mucha gente ha hablado sobre esto, sobre todo desde el punto de vista del desarrollo personal. No vamos a tocar un tema tan delicado porque no pienso que estamos aquí para decirte qué hacer con tu vida. Simplemente nos referimos al aprendizaje, en donde este conflicto se refleja mucho más comúnmente de lo que imaginas.

Y es que todos pasamos por esta fase. Los estudios sobre la voluntad y la motivación en el aprendizaje nos dicen que esta primera etapa es extremadamente importante para poder comenzar un aprendizaje exitoso (Schunk & Zimmerman 2012, Bandura 2006).

Porque a fin de cuentas, el problema al que nos enfrentamos es ¿Cómo pasamos de las ganas a realmente aprender algo nuevo?

Y es aquí donde podemos valorar la importancia de los objetivos y la planificación para aprender. Son parte de los pilares de la habilidad de Aprender a Aprender, y nos ayudan a dar ese paso que va de la imaginación a la acción.

Encuentra la motivación para aprender

 

No pasa muy seguido que estés aprendiendo algo que realmente te interese, cierto? La mayoría de nosotros “aprendemos” por obligación o porque queremos algo que viene con ello (Título). No es algo malo. Pero el problema es que si te sientes obligado o estás muy estresado para pensar en por qué te puede interesar, los resultados van a reflejar tu falta de motivación, o simplemente se puede convertir en un calvario aprender algo que no quieras. He visto muchos casos como estos en la universidad y la verdad, como estudiante, te puede costar mucho estar en un aula de clase y hacer deberes si no quieres hacerlo.

Pero hay una diferencia entre esta persona que no reflexiona sobre su motivación, y otra a la que tal vez no le interesa esa materia, pero cultiva la creencia que cualquier materia puede ser interesante si se la mira desde el ángulo correcto.

Tal vez hasta puedes pensar que no eres bueno para algo (matemáticas o literatura) pero si crees de alguna forma que puedes aprender a hacerlo, eso se va a reflejar en tus resultados. Entonces piensa siempre ¿qué me motiva a aprender lo que estoy aprendiendo?

Si estás en la universidad o colegio¿Por qué la materia que estás estudiando es interesante? ¿Cómo te ayuda a alcanzar el objetivo final?

Desde un punto de vista profesional, ¿Qué puedes aprender para mejorar tu posición en tu empresa?

Para tu aprendizaje personal, ¿Qué has querido aprender siempre?

Reflexiona sobre estas preguntas porque se pueden convertir en objetivos claros que dirigirán tu aprendizaje.

Más allá de la motivación inicial

 

Luego de que hayas pensado en tu motivación, lamentablemente tengo que decirte que no basta… Parecería un chiste pero no lo es…

Cuando estás consciente de tu motivación, de por qué quieres aprender algo, es un gran paso. La gran mayoría no sabe por qué está sentada en un aula de clase o siguiendo un curso online.

Pero la motivación e interés no bastan para que lo que aprendas no solo sea una motivación del momento, sino que dure semanas, meses y hasta algunos años. Porque un aprendizaje profundo toma tiempo, si de verdad quieres aprender algo seriamente.

Y este problema se mezcla con nuestras “ideas” sobre los expertos, porque pensamos inconscientemente que ellos no tienen este problema. Ellos saben hacer algo tan bien, tienen tanta motivación, interés y talento que son buenos sin hacer esfuerzo.

Pero tampoco les basta. Cómo dijo Helen Hayes “Cualquier experto fue alguna vez un principiante.”

Para aprender y dirigir tu aprendizaje necesitas algo más…

Cuando escribes con papel y lápiz un objetivo y una planificación simple, te ayudan a construir algo que no te da la motivación inicial. Porque hay que conectarse con esa motivación una y otra vez, recordar siempre por qué estás aprendiendo algo.

No siempre tenemos ese entusiasmo del comienzo, hay veces que te sientes cansado, enfermo, harto… y necesitas una ayuda extra que te recuerde por qué estás aprendiendo.

La disciplina y la motivación no están ahí por accidente sino porque tú las construyes a través de un objetivo y una planificación.

 

Superar el miedo a lo imposible

 

Otro problema muy común cuando queremos aprender, es que ese “tema” nos parece muy grande o difícil de alcanzar. Piensa por ejemplo cuando tuviste que aprender estadísticas, biología o guitarra. No es un problema la motivación, siempre quisiste aprender bien ese tema, pero te da miedo lo grande o difícil que te puede resultar aprenderlo.

Por lo general le tenemos miedo a lo desconocido y más aún cuando se trata de salir de nuestra zona de confort. No eres el único, pienso que a todos nos ha pasado lo mismo. Y además es un miedo algo natural porque estamos frente a algo que no sabemos qué nos traerá, qué retos tendremos que sobrepasar.

Frente a lo desconocido y por ende frente a algo que creemos nos puede hacer daño, tenemos dos opciones determinadas por nuestro instinto, huir o enfrentar…

Para enfrentar tu aprendizaje, un objetivo y una planificación te ayudarán a descomponer una actividad difícil en pequeñas actividades “realizables”.

No tienes que olvidarte que esto no evitará que tengas que hacer un esfuerzo constante, pero sí lo hará más predecible.

Así, al saber cuál es tu objetivo final y al tener una planificación básica de cómo lograrlo, puedes ver que lo que te propones aprender no es algo sobrehumano, sino que necesita constancia y esfuerzo para aprender lo que realmente importa.

Escribe un objetivo y una planificación

Entonces, si te propones aprender algo que te apasiona, si estás estudiando en la universidad o quieres aprender algo para tu trabajo, recuerda, escribe con papel y lápiz un objetivo claro. Piensa y pon sobre papel una planificación muy básica (puede ser qué vas a hacer cada semana por el tiempo que creas necesario). Tenlos cerca cada vez que decidas estudiar y verás una diferencia. Estos dos pasos muy simples te pueden ayudar a pasar este obstáculo y aprender lo que siempre has querido (o lo que hoy te “toca”).

Y recuerda, únete a nuestra comunidad de aprendizaje, donde tenemos cursos, talleres y guías didácticas que te ayudarán a llevar esta habilidad a otro nivel, te esperamos!